¿Qué clasificaciones de resistencia al fuego existen para los elementos de sectorización?
A la hora de plantear un plan completo de protección contra incendios en cualquier instalación, es importante conocer las características del lugar y los riesgos existentes en cada caso. De esa forma se podrá elaborar un plan completo y personalizado, con los sistemas más adecuados para el lugar y con elementos que tengan las clasificaciones de resistencia al fuego más adecuadas.
Pero ¿sabes a qué nos referimos cuando hablamos de resistencia al fuego? En este artículo se explican todos los detalles que hay detrás de este concepto y qué debes tener en cuenta para la correcta protección contra incendios de tu instalación.
¿Qué es realmente la resistencia al fuego?
Aunque en muchas ocasiones se confunde este concepto con el de “reacción al fuego”, es importante entender que ambas expresiones hacen referencia a 2 características distintas (aunque igual de importantes) dentro del sector de la protección contra incendios.
Con “reacción al fuego” entendemos la capacidad de un elemento de contribuir o no al desarrollo de las llamas, una característica regulada por la norma UNE EN 13501-1.
Con “resistencia al fuego” (el concepto que hoy nos ocupa), nos referimos a una cualidad distinta: se trata de la capacidad de un producto para mantener sus propiedades o características normales en presencia del fuego durante un tiempo determinado. Es una particularidad esencial a tener en cuenta en cualquier plan de protección contra incendios y está regulada por otra normativa, en este caso la UNE EN 13501-2.
Pero tras entender ambos conceptos, es importante responder a una pregunta fundamental…
¿Cómo se clasifica la resistencia al fuego en el mundo de la sectorización contra incendios?
A la hora de evaluar este concepto en un sistema de sectorización de incendios, es importante ser consciente de que existen diferentes clasificaciones que debemos tener en cuenta.
Es cierto que la antigua normativa española diferenciaba solo 2 grupos, denominados con las siglas RF y PF. Pero con la entrada del siglo XXI, Europa presentó la ya mencionada UNE EN 13501-2, que ayudaba a unificar la normativa de los diferentes países y armonizar las clasificaciones y sus nomenclaturas.
Con esa normativa en la mano, podemos destacar hasta 3 clasificaciones distintas que afectan a los sistemas de sectorización y compartimentación (es decir, a aquellos elementos que actúan como barreras ante un incendio). Estas clasificaciones son las siguientes:
E (Integridad)
Dentro de este grupo se encuentran aquellas barreras capaces de impedir el paso de las llamas, el humo o los gases desde la cara expuesta al incendio al otro lado. Esto permite evitar la propagación del fuego de la zona afectada a la contigua y proteger así los materiales lejos del incendio de esas llamas, ese humo y esos gases previamente mencionados.
EI (Integridad + Aislamiento térmico)
En esta categoría entran aquellos productos que, además de evitar la propagación de las llamas, el humo o los gases, son capaces de evitar también el traspaso de temperatura. Funcionan como aislantes térmicos e impiden traspasar el calor elevado a las zonas contiguas, evitando que cualquier material fuera de la zona afectada entre en combustión y que las personas puedan sufrir daños físicos.
EW (Integridad + Radiación térmica reducida)
Por último, existe esta tercera clasificación conocida habitualmente como EW. Esta categoría protege de las llamas además de limitar la radiación térmica. Toda barrera podrá cumplir esta categoría siempre y cuando el flujo radiante sea inferior a 15 kw/m2 a un metro de la superficie opuesta al fuego. Esto permitirá reducir el riesgo de combustión de los materiales dentro de una distancia, pero las personas podrán verse afectadas por las altas temperaturas.
¿Qué significa EI 120? ¿A qué hace referencia la numeración detrás de cada categoría?
En muchas ocasiones podremos encontrar cada una de las 3 categorías ya mencionadas junto a un número y es importante saber que significa esa numeración.
Para entenderlo debemos saber que todas las categorías tienen como medida básica el tiempo de resistencia: protegerán más o menos dependiendo del tiempo que consigan resistir a las llamas, a la temperatura o a la radiación térmica en cada caso.
Para conocer ese tiempo máximo, se suelen realizar ensayos previos a los productos antes de salir al mercado. Y la numeración corresponde a los minutos que ese elemento estudiado es efectivo para proteger contra los incendios. A máxima numeración, más tiempo de protección.
Con todo esto, queda patente la importancia de conocer la resistencia al fuego de las soluciones existentes dentro de la protección contra incendios. Solo así podremos elegir la solución más adecuada según las características, necesidades y actividad de nuestra instalación.
¿Aún necesitas asesoramiento? Hablemos.