¿Qué es la protección activa y pasiva contra incendios?
A la hora de realizar cualquier infraestructura, es fundamental diseñar y elaborar un plan de seguridad contra incendios que se adapte a las necesidades, características, actividades y riesgos del lugar.
Y aunque ese plan se debe personalizar para cada espacio, en todos ellos es esencial contar con soluciones completas de protección contra incendios (tanto activas como pasivas).
Pero ¿cuál es la diferencia entre estas dos categorías? Para responder, debemos empezar por algo fundamental: su definición.
¿Qué es un sistema de protección activa contra incendios?
Con la expresión “protección activa contra incendios” conocemos al conjunto de medios, equipos y sistemas instalados en un lugar para detectar, alertar o extinguir un fuego si este aparece.
Básicamente este grupo de medidas, también conocidas con las siglas PFA, busca actuar de forma directa desde el inicio del incendio, alertando a los usuarios de este y actuando sobre él para eliminarlo o reducirlo. Su papel es, por tanto, curativo (pudiendo contar con medios automáticos o manuales).
¿Qué se entiende por protección pasiva en los incendios?
La protección pasiva contra incendios (o PFP) juega un papel mucho más preventivo. Este grupo consta de medidas o soluciones constructivas que mitigan las consecuencias de un incendio (permitiendo que la estructura del edificio resista durante un periodo determinado de tiempo).
No actúan directamente sobre las llamas, pero sí ayudan a minimizar daños (siempre teniendo en cuenta las normativas relativas a la tipología del edificio donde nos encontremos).
Con todo esto en mente…
¿Con qué métodos de protección activos y pasivos podemos contar?
Podemos encontrar soluciones o medidas esenciales dentro de los 2 grupos que debemos tener siempre en cuenta para cualquier instalación.
En primer lugar, podemos encontrar estas 3 grandes categorías entre los métodos de protección activa:
- Soluciones de detección, que son aquellas que avisan de la aparición de un fuego (como los detectores de humo, llamas o calor) y, gracias a algún tipo de alarma, permiten iniciar la evacuación del lugar afectado.
- Sistemas para la supresión del fuego, donde se incluyen aquellas soluciones para apagar o sofocar las llamas (como los rociadores o los extintores).
- O medidas de ventilación, dentro de las cuales se tienen en cuenta las soluciones capaces de mantener espacios, rutas de evacuación o zonas específicas libres de humo (mediante el uso de ventiladores mecánicos resistentes al calor).
Y ¿qué pasa con la protección pasiva contra incendios? En esta categoría podemos destacar varios tipos de soluciones, como los siguientes:
- La protección estructural, aquellas medidas para asegurar la resistencia al fuego de los elementos estructurales.
- O los tratamientos ignífugos, con lo que se busca implementar un correcto aislamiento de las estructuras.
Pero también entraría, dentro de esta protección pasiva, la compartimentación de espacios, un apartado en el que contamos con una amplia experiencia desde Tecnitex Fire Systems. Esta compartimentación (también llamada sectorización) hace referencia a aquellas soluciones que cierran los pasos o huecos que conectan las áreas donde se inicia un incendio con los espacios adyacentes. Estas soluciones, entre las que se encuentran las cortinas cortafuegos o las barreras de humo, ayudan a:
- Evitar la propagación de las llamas y el humo al resto de espacios.
- Proteger los materiales almacenados y las personas trabajando cerca del área afectada.
- Y minimizar los riesgos en las tareas de evacuación y extinción, al permitir una mayor visibilidad y una mayor facilidad de movimiento sin la expansión del humo.
Cada una de estas subcategorías tienen un papel fundamental por separado, pero es importante tener en cuenta que todos ellos se complementan. La seguridad de un edificio será mucho mayor si cuenta con medidas de protección tanto activa como pasiva y si todos ellos trabajan en equipo. ¿Necesitas asesoramiento? Hablemos.